Regresó a la cartelera porteña la aclamada obra "Muerde", una propuesta teatral desgarradora e inquietante, escrita y dirigida por el reconocido dramaturgo Francisco Lumerman. Esta pieza unipersonal, que obtuvo el 2° Premio de Obras Inéditas del Fondo Nacional de las Artes en 2015, se presenta los domingos a las 18 horas en la sala Timbre 4, México 3554, CABA. Entradas por Alternativa
La trama se sumerge en la atormentada vida de René, un ser marginado y abandonado desde su infancia en el taller mecánico familiar. Manchado de sangre y sumido en la confusión, René intenta reconstruir los hilos de su existencia, mientras sus pensamientos se desatan sin control, aullando y perforando como clavos en la madera o dientes en la carne. En un ambiente envuelto en aserrín y ladridos, René se debate entre ser víctima o victimario, en una escala que angustia al espectador.
La dirección de Lumerman es precisa y conmovedora, logrando una puesta en escena que eriza la piel. La iluminación de Ricardo Sica y el diseño sonoro de Agustín Lumerman son aportes significativos y sumamente poéticos, creando un clima análogo al relato y potenciando la tragedia anticipada desde las primeras palabras.
Sin embargo, el verdadero corazón palpitante de "Muerde" es la interpretación antológica de Luciano Cáceres, un actor fuera de serie que despliega una galería de recursos para transitar el ríspido texto de Lumerman. Con un profundo compromiso emocional, Cáceres personifica a la perfección la desdichada vida de René, provocando que la historia se torne cada vez más conmovedora. Su imaginario trasciende con fuerza, permitiendo al espectador recrear en su mente las figuras de esos hombres y mujeres con los que René mantiene relaciones provocativas, dolorosas y hasta repugnantes.
"Muerde" es una plegaria en rojo sangre para un niño abandonado, donde René encarna a uno de los tantos niños olvidados por la sociedad. Un lobo solitario y feroz, encerrado en su jaula afixiante, deambula en un camino desesperado hacia la locura, buscando armar el rompecabezas de su vida entre sangre, aserrín y balbuceos incoherentes. Dolor, misterio y redención se funden en esta obra que golpea fuerte y deja heridas abiertas que sangran todavía.
En resumen, "Muerde" es una experiencia teatral imprescindible, un realismo metaforizado que desafía al espectador con su potencia y crudeza. Una obra que invita a reflexionar sobre la discriminación, la marginalidad y el abandono, y que se eleva como una verdadera obra de arte gracias al talento de su creador y el compromiso de su protagonista.