En el corazón del under porteño, una joya teatral brilla con luz propia. "Un domingo", una creación del Proyecto Migra, se ha instalado para una nueva temporada en el espacio Caras y Caretas 2037 para sacudir los cimientos de lo que entendemos por teatro y familia.
Desde el pasado 11 de agosto, todos los domingos a las 19 horas, el público tiene la oportunidad de sumergirse en un mundo donde lo cotidiano se vuelve extraordinario y lo familiar se torna deliciosamente extraño. Esta obra, dirigida por Florent Bergal, es una propuesta vanguardista que fusiona de manera magistral las técnicas circenses con una narrativa cautivadora.
Al ingresar a la sala, nos encontramos con el escenario de un hogar lujoso, aparentemente normal. Sin embargo, apenas comienza la función, esa normalidad se desmorona ante nuestros ojos. La trama gira en torno a Nancy, la hija de Franco, quien llega con su supuesto novio a un almuerzo dominical. Lo que sigue es un torbellino de situaciones disparatadas que ponen en jaque las convenciones sociales y familiares.
El elenco, conformado por Tato Villanueva, Tomás Sokolowicz, Flor Valeri, Gabi Parigi, Sofía Galliano y "Un tal Juan Fernández", despliega un abanico de habilidades que va mucho más allá de la actuación convencional. Cada gesto, cada movimiento, cada acrobacia está cargada de significado y humor. La puesta en escena juega constantemente con el peligro y el absurdo.
Una simple vajilla de plata se convierte en el instrumento para las más insospechadas hazañas, mientras que la mesa del comedor se transforma en un campo de batalla hilarante. Es precisamente en estos momentos de aparente caos donde la obra alcanza su mayor lucidez, desenmascarando las hipocresías y tensiones que subyacen en toda estructura familiar.
Tato Villanueva merece una mención especial por su interpretación del patriarca. Su personaje, un padre despótico y megalómano, es una descarga de energía pura que electrifica cada escena. Su actuación logra que el autoritarismo se vuelva risible, una caricatura de sí mismo que no podemos dejar de disfrutar. Pero "Un domingo" no es solo risa y acrobacia. A medida que avanza la obra, vamos descubriendo capas más profundas de emoción. La risa da paso a momentos de fragilidad y nostalgia, recordándonos que detrás de cada familia "perfecta" hay seres humanos imperfectos luchando por conectar.
Lo que hace única a esta producción es su capacidad para innovar dentro del lenguaje circense. Bergal y el Proyecto Migra han logrado crear un espectáculo que trasciende las categorías tradicionales. No es solo teatro, no es solo circo; es una experiencia inmersiva que nos obliga a repensar nuestras propias dinámicas familiares.
La obra juega con la idea de una familia de "pensamiento medieval", una oligarquía en decadencia que se aferra a sus glorias pasadas. Este concepto se traduce en situaciones absurdas que, paradójicamente, resultan tremendamente familiares para el espectador argentino. Es fascinante ver cómo "Un domingo" logra ser universal y profundamente local al mismo tiempo. Aunque los diálogos son mínimos y utilizan un "idioma universal", las referencias a la mesa dominical argentina están presentes en cada gesto y situación.
Como proceso de creación colectiva, "Un domingo" es un triunfo. La cohesión del ensemble es impecable, cada elemento de la obra contribuye a mantener viva la magia desde el principio hasta el final. Es evidente el trabajo meticuloso que hay detrás de cada secuencia, de cada gag, de cada momento de tensión o ternura. En un panorama teatral a veces demasiado convencional, "Un domingo" se erige como un soplo de aire fresco.
Es una obra que nos recuerda el poder transformador del teatro, su capacidad para hacernos reír, reflexionar y emocionarnos, todo al mismo tiempo. Si buscás una experiencia teatral que te saque de tu zona de confort, que te haga reír a carcajadas y que te deje pensando por días, no podés perderte "Un domingo". Es una celebración del absurdo, un homenaje a la familia en todas sus formas y, sobre todo, un recordatorio de que el arte siempre puede sorprendernos.
En resumen, "Un domingo" es mucho más que una obra de teatro: es una invitación a redescubrir la magia de lo cotidiano, a cuestionar nuestras estructuras familiares y a maravillarnos con las posibilidades infinitas del cuerpo humano. Una experiencia imperdible para todo amante del buen teatro y del buen circo.