En el panorama del cine argentino independiente, pocas veces nos encontramos con propuestas tan refrescantes y a la vez profundas como "Arturo a los 30" (2023). Esta película, dirigida, protagonizada y coescrita por el talentoso Martín Shanly, se erige como una joya cinematográfica que merece toda nuestra atención. Y que hoy sigue dando frutos ya que forma parte de la programación del Festival de Cine Argentino en Barcelona 2024.
Shanly, quien ya nos había sorprendido con "Juana a los 12", vuelve a demostrar su habilidad para crear relatos agridulces que se alejan de los lugares comunes. En esta ocasión, nos sumerge en la vida de Arturo, un treintañero melancólico y algo depresivo que parece estar perpetuamente fuera de lugar en el mundo que lo rodea.
La trama se desarrolla principalmente durante una noche de bodas a la que Arturo asiste a regañadientes. A partir de ahí, somos testigos de una serie de situaciones que oscilan entre lo cómico y lo trágico, siempre teñidas por la particular visión del mundo del protagonista. Shanly construye el relato con una estructura no lineal, intercalando hábilmente flashbacks que nos ayudan a comprender mejor el estado mental de Arturo.
Lo que hace destacar a "Arturo a los 30" es su capacidad para equilibrar el humor con la reflexión existencial. Shanly crea situaciones hilarantes que, sin embargo, están cargadas de un profundo significado. El protagonista, interpretado por el propio director, se nos presenta como un heredero de los personajes de Martín Rejtman, pero con un toque de la torpeza cómica del inspector Clouseau.
La película aborda temas como la angustia generacional de los millennials, la búsqueda de sentido en un mundo que parece hostil y la dificultad para encontrar el propio lugar. Arturo se convierte en un espejo en el que muchos espectadores podrán verse reflejados, con sus miedos, inseguridades y la sensación de estar siempre un paso atrás en la vida.
Shanly demuestra un dominio impresionante de la puesta en escena y el montaje. Cada elemento está cuidadosamente calculado para crear un ritmo que mantiene al espectador enganchado, alternando momentos de comedia física con otros de introspección y melancolía. El uso de la voz en off, lejos de ser un recurso fácil, se integra orgánicamente en la narración, aportando profundidad al personaje principal.
Es digno de mención el manejo del tiempo en la película. Aunque la mayor parte de la acción transcurre en una sola noche, Shanly logra expandir la percepción temporal a través de los recuerdos y divagaciones de Arturo. Este juego con la temporalidad enriquece la narrativa y permite explorar diferentes facetas del protagonista.
La actuación de Shanly como Arturo es otro punto alto de la película. Logra transmitir la incomodidad y el extrañamiento del personaje sin caer en exageraciones, manteniendo un tono sutil que hace que su interpretación sea creíble y conmovedora.
No podemos dejar de mencionar el inteligente uso del humor en la película. Shanly tiene un don para encontrar la comicidad en situaciones cotidianas, pero siempre con un trasfondo de tristeza o desazón. Esta combinación de risa y melancolía es lo que hace que "Arturo a los 30" sea una experiencia tan rica y memorable.
La película también destaca por su retrato de la generación millennial. Sin caer en clichés ni intentar ser un manifiesto generacional, Shanly logra capturar la esencia de una generación que se siente perdida y sin rumbo, enfrentándose a un futuro incierto. El final de la película, que coincide con el inicio de la pandemia de COVID-19, es un golpe maestro. En un simple plano, Shanly logra condensar toda la ironía y el absurdo de la situación, sugiriendo que quizás, para alguien como Arturo, el aislamiento podría ser el comienzo de una nueva etapa.
En resumen, "Arturo a los 30" es una comedia singular e imprevisible que se destaca en el panorama del cine argentino actual. Con su mezcla única de humor y profundidad emocional, Martín Shanly ha creado una obra que no solo entretiene, sino que también invita a la reflexión. Es un retrato honesto y conmovedor de la angustia existencial en la era moderna, contado con un estilo cinematográfico fresco y original.
Esta película confirma a Shanly como una de las voces más interesantes del cine independiente argentino. Su capacidad para crear comedias inteligentes con una precisión milimétrica promete un futuro brillante para este talentoso cineasta.