La película, escrita y dirigida por Parker Finn, está colmada de temores y estigmas que rodean a la protagonista.
“Smile”, el primer trabajo del director Parker Finn como guionista y director, llegó a las pantallas nacionales en el mes de septiembre. El film está basado en su cortometraje «Laura no ha dormido (Laura Hasn’t Slept)» el cual dura once minutos. Se trata de una película sombría efectiva en sustos destinada a les amantes de historias que provocan sobresaltos de principio a fin.Esta atrapante ópera prima de terror de configuración inmediatamente reconocible, tiene una premisa sencilla: una joven médica psiquiatra cree que la persigue una fuerza diabólica. Además, cuenta con elementos que recuerdan a éxitos como la de la cinta de vídeo de «La llamada» (2002) o la del celular maldito de «La Llamada Perdida» (2005).
La película se apoya en dos pilares: el uso temático del trauma psicológico no procesado y la muerte que acecha como una infección viral que pasa de persona a persona. Si bien esto no es original, parte de una interesante premisa para sobresaltar a la platea desde los primeros cinco minutos. La verdadera acción comienza cuando la protagonista, una joven psiquiatra, recibe a una paciente que está convencida que la acecha un ente asesino que muta en otras personas siempre con una cara sonriente. Según le cuenta a la profesional, esto le comenzó a suceder luego de presenciar cómo uno de sus profesores se mataba a golpes con un martillo cuatro días antes. Ella está tan aterrorizada y perseguida que entra en crisis. Como consecuencia, y con una espeluznante sonrisa en su rostro, se quita la vida delante de la doctora.Este hecho despierta viejos temores en esta profesional, que también fue testigo del suicidio de su madre muchos años antes. Desde allí comienza su pesadilla mezclada de recuerdos, alucinaciones y su propia visión de esa criatura cazadora de víctimas. Con el tiempo, su percepción de la realidad se pierde por completo. La protagonista intenta decirle a todo el mundo que no está loca y que está maldita. Sin embargo, nadie le creerá excepto su ex novio, un policía que investiga los suicidios relacionados con el caso.
A pesar de tener un inicio que parece presentar un film de terror sobrenatural sádicamente efectivo, este primer largometraje de Finn termina siendo puro jump scares y flojas actuaciones. Sosie Bacon interpreta a la vulnerable doctora Rose Cotter, y mantiene su papel a pura tensión. De la misma manera lo hace Kyle Gallner, encargado de darle vida a Joel, ex novio de la protagonista. Pero hay muchas sobreactuaciones de les otres actores que, lejos de ser aterradoras, son involuntariamente divertidas . A tal punto que durante escenas dramáticas, y al filo de representar claros casos de personas enfermas con problemas psiquiátricos, sonaban carcajadas en la platea. Esto resulta sorprendente dado que el público se ríe de algo que no debería.Así, los sustos persuasivos del inicio comienzan a perder efecto al repetirse en todo momento y el terror real nunca llega.
El debutante cineasta creó algo realmente terrorífico que podría provocar pesadillas. Pero no hace nada impactante con eso, se queda a medio camino y recicla cosas de otras películas. De esta manera, el film resulta ser una máquina que hace saltar a la platea pero que nunca concreta algo sólido. Cada salto, al final resulta premonitorio; tan aburrido como el anterior, lo que hace que la película canse. Por otra parte, el argumento sigue muchos de los lugares comunes de las últimas historias de terror. La búsqueda de data en Google y la visita a un ex carcelario, posible ex víctima del mismo ente malévolo, son un ejemplo de esto. E incluso hacer referencia a casos similares en Brasil, como pista a una posible secuela.Sin embargo, cabe destacar los logrados efectos especiales de Tom Woodruff Jr. y los acertados juegos de cámara de Charlie Sarroff. En síntesis, es una lástima que un film con una premisa interesante se convierta en algo carente de emoción. En este sentido, no tiene nada significativo que aportar sobre el trauma que se representa. Esos traumas que pueden dejar cicatrices permanentes en los individuos hasta el punto de convertirlos en locos. Y, como todo es predecible, resulta fácil adivinar el final.