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Cassandro, un film de liberación y triunfo con un convincente  Gael García Bernal como protagonista

Como sucede en cualquier disciplina, la lucha libre viene acompañada de las suposiciones y expectativas arraigadas en la sociedad que la gestó. En la flamante película biográfica Cassandro, se aborda de manera festiva un tema social crucial: el machismo omnipresente dentro de la cultura mexicana y el luchador que desafió este estigma con audacia, ataviado en spandex y lápiz labial, demostrando una inquebrantable perseverancia. 

La trama se inicia con la historia de Saúl Armendáriz (interpretado por Gael García Bernal), un hombre homosexual oriundo de la fronteriza El Paso, Texas, quien se embarca en la escena de la lucha libre a principios de los años noventa. Los compañeros de Saúl conocen su orientación sexual y, lamentablemente, le responden con actitudes homofóbicas en los vestuarios. Le sugieren a Saúl que adopte el papel de "exótico", un personaje estereotipado como homosexual, caracterizado por vestirse de forma extravagante, moverse grácilmente en el ring, y ser siempre derrotado por el héroe heterosexual de aspecto viril. Este reflejo de cómo la sociedad trata en general a las personas homosexuales: como objetos de burla y blanco de ataques, cuya presencia apenas se tolera. Pero Saúl no busca simplemente tolerancia; él aspira a la victoria. 



Y así, Saúl decide incorporar a su equipo a una nueva entrenadora, Sabrina (Roberta Colindrez), quien también forma parte de la comunidad LGBT. La relación con Sabrina y su círculo social le brinda a Saúl la oportunidad de romper con sus propias limitaciones y comenzar a esculpir un nuevo personaje. En sus días como luchador genérico enmascarado bajo el nombre de El Topo, Saúl se transforma en "Cassandro, el exótico" que marca la diferencia. Aunque utiliza maquillaje y se burla de sus oponentes con poses de naturaleza homoerótica, la intención es que el público apoye fervientemente a este luchador en particular. Lleva tiempo lograrlo, pero finalmente lo consigue, y el mundo de la lucha libre nunca volverá a ser el mismo. Tampoco Saúl. 

Al principio de la película, Gael García Bernal interpreta a un Saúl sumiso y arrepentido. Su postura muestra una inclinación constante de cabeza y hombros hacia adentro, siempre dispuesto, con una sonrisa complaciente, a calmar cualquier molestia que su mera presencia pueda provocar en los demás. Sin embargo, a medida que la estrella de Cassandro empieza a ascender, el lenguaje corporal de Saúl experimenta una transformación: continúa siendo amable y modesto, pero camina erguido, estableciendo contacto visual con los varones heterosexuales de la audiencia como si quisiera transmitir un mensaje claro: "Este soy yo, tómelo o déjelo". Incluso encuentra la fortaleza para plantear un ultimátum a su amante casado, Gerardo (Raúl Castillo), un compañero luchador que siente vergüenza de ser visto en público con él. 



La renovada autoconfianza de Saúl lo lleva hasta la Ciudad de México, donde se consagra como un auténtico luchador en un emocionante enfrentamiento contra el legendario El Hijo de Santo, quien interpreta a sí mismo. A pesar de las advertencias susurradas por sus colegas luchadores, quienes le aconsejan que no desafíe las veneradas tradiciones de la lucha libre, nunca se llega a un punto en la película en el que estos resentimientos se traduzcan en violencia en pantalla. Además, la relación coqueta de Saúl con Felipe (encarnado por Bad Bunny), empleado de su manager, no se desarrolla de manera peligrosa. En su lugar, Cassandro opta por destacar los aspectos positivos, narrando el ascenso de Saúl/Cassandro a la fama como la "Liberación de la Lucha Libre", un proceso rápido y relativamente exento de conflictos. La película incluso elude algunos aspectos de la vida real de Armendáriz, como su lucha contra la adicción a las drogas (representada aquí de manera suave con unos inocentes golpes en el baño de un club gay) y su batalla contra la depresión. 

Por otro lado, Cassandro centra su drama en la relación de Saúl con su madre Yocasta (interpretada por Perla De La Rosa) y su padre ausente, quien apenas reconoció la existencia de su hijo (o de la madre de su hijo). Aunque es refrescante que la trama outsider minimice el enfoque en el trauma, un cliché en las películas LGBTQ+, y combina elementos convencionales de las películas deportivas, como montajes animados con música emotiva, su enfoque conduce al triunfo final de Saúl con una nota inspiradora y sencilla. 



Sin embargo, es innegable que Gael García Bernal brilla en su papel, llevando a Cassandro tan lejos como las ambiciones de esta modesta película requieren. El director Roger Ross Williams, más conocido como documentalista, recrea el mundo de Saúl con una autenticidad cruda, aportando color a través de los extravagantes personajes de los luchadores. El potencial para una película de lucha libre cursi está presente, pero Cassandro toma un rumbo inusual al convertirse en una historia sobre el viaje interior de un hombre a través de su expresión exterior audaz, un enfoque tan iconoclasta como el propio protagonista, aunque tal vez menos extravagante.

Cassandro logra articular una narrativa deportiva inspiradora al mismo tiempo que teje un drama naturalista, evitando cuidadosamente los consabidos clichés trágicos que suelen aflorar en las películas biográficas centradas en la comunidad LGBTQ+. Situada en el vibrante escenario del mundo de la lucha libre profesional mexicana, esta película tiene un enfoque humilde en cuanto a sus aspiraciones y destaca por la interpretación carismática de Gael García Bernal en el papel del hombre conocido como la "Liberación de la Lucha Libre".