Estrenada el pasado 6 de septiembre de 2024, “Disco, Ibiza, Locomía”, dirigida por Kike Maíllo, se presenta como un fresco vibrante de la España de los años 80, atrapando a los espectadores con su narrativa cautivadora y un elenco que brilla con luz propia. La película nos sumerge en un mundo donde la moda y la música se entrelazan, siguiendo a un grupo de amigos que llega a Ibiza con el sueño de alcanzar la gloria.
La nueva película llega a Netflix con la intención de ofrecer un vistazo divertido y ameno al icónico grupo de los años 80 y 90, aunque no logra capturar la esencia salvaje que su historia merece. Esta producción se adentra en el mundo de Locomía, un fenómeno musical que se destacó por su electro pop y extravagancia, buscando principalmente entretener al espectador.
A diferencia del documental lanzado el año pasado, esta película presenta un enfoque más cómico, equilibrando momentos de humor con situaciones dramáticas que reflejan la vida de estos jóvenes, quienes vivieron en medio de un torbellino de excesos, drogas y fiestas desenfrenadas. Aunque el biopic musical ha cobrado fuerza desde el éxito de "Bohemian Rhapsody", "Disco, Ibiza, Locomía" se siente como una oportunidad perdida para explorar a fondo la historia de un grupo que, a pesar de su fama, enfrentó desafíos significativos en la industria musical.
El protagonista, Xavi Font, interpretado por el carismático Jaime Lorente, es el corazón de esta historia. Junto a su inseparable grupo, se embarca en una aventura hacia el estrellato, guiados por el productor musical José Luís Gil, encarnado por Alberto Ammann. Esta dinámica entre los personajes no solo aporta profundidad a la trama, sino que también ilustra las tensiones y alegrías que acompañan a la búsqueda del éxito.
El elenco, que incluye a talentosos actores como Alejandro Speitzer y Blanca Suárez, logra construir una química palpable. Cada personaje, desde el ambicioso Carlos Armas hasta el soñador Manuel Arjona, aporta una capa única a la narrativa, haciendo que el espectador se sienta parte de esta comunidad en busca de la fama.
La historia de Locomía ha sido objeto de revisión en el ámbito audiovisual español, donde se ha buscado reivindicar elementos de la cultura pop que en su momento fueron menospreciados. Así como "Veneno" logró dar una nueva luz a la figura de Cristina Ortiz, "Disco, Ibiza, Locomía" intenta hacer lo mismo con el grupo que se convirtió en ícono por sus llamativos trajes y su estilo único. Sin embargo, el resultado final se siente más como una comedia ligera que como una exploración profunda de los excesos y traiciones que marcaron su trayectoria.
La película sigue el arco narrativo de Xavi Font, el líder del grupo, y su relación con los otros miembros, en un contexto de efervescencia cultural en España a finales de los 80 y principios de los 90. A pesar de las posibilidades de una trama intensa que aborde la autodestrucción y la opresión de la industria musical, Maíllo opta por una mirada más optimista, lo que, aunque divertido, deja un sabor agridulce. La historia podría haber sido más cruda y reveladora, pero se conforma con una narrativa más amigable.
El estilo narrativo de "Disco, Ibiza, Locomía" recuerda a "La red social", utilizando una estructura que alterna entre el presente y el pasado para desentrañar los conflictos que llevaron a la disolución del grupo. A través de sus relaciones personales y creativas, se exploran las tensiones internas, lo que permite a la película evitar una simple cronología de eventos. Sin embargo, esta elección narrativa no logra profundizar en la complejidad de los personajes ni en los momentos más oscuros de su historia.
Con una duración de 1 hora y 44 minutos, el film combina drama y momentos de euforia, creando una experiencia cinematográfica que resulta ideal para compartir en una noche de cine en casa. La película no solo es un homenaje a una época dorada, sino también una reflexión sobre los sacrificios y la camaradería que se esconden tras el brillo de la industria musical.
Uno de los aspectos más destacados de la película es, sin duda, su departamento de arte. Los coloridos y llamativos trajes de los "dragones" capturan la atención del espectador y reflejan la estética vibrante de la época. El uso de una paleta de colores vivos y un acabado visual que evoca el estilo vintage de los 80 logra sumergir al público en ese periodo. No obstante, el retrato de Ibiza como un paraíso hedonista no se materializa de manera efectiva en la pantalla; a pesar de las afirmaciones de la voz en off, la representación de la isla se siente limitada y no logra capturar la esencia de su vida nocturna.
En resumen, "Disco, Ibiza, Locomía" se presenta como un entretenimiento ligero que, a pesar de sus limitaciones, logra disfrutar gracias a las icónicas canciones del grupo que todos reconocemos. Aunque la película respeta la visión de su director, el resultado final deja un regusto algo ligero y superficial, cuando podría haber sido una exploración más profunda y provocativa de la vida de Locomía. A pesar de su enfoque más alegre, la historia de este grupo merece un tratamiento más audaz que el que se ofrece en esta producción.