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El dilema de Mr Haffmann, un film bélico distinto

Ambientada en 1941 al principio de la Segunda Guerra Mundial, El dilema de Mr Haffmann (Adieu Monsieur Haffmann) mezcla la cuota justa de drama con el suspenso en una Paris bajo la hostil ocupación alemana. Lo que la hace muy eficaz es que no centra la historia en lo bélico sino en el enfrentamiento entre dos hombres que antes trabajaban juntos y ahora sobreviven en ese clima hostil. Tambien es un gran acierto la reconstrucción de la época, lo que aporta realismo y el marco perfecto para desarrollar esta tragedia intimista de cuidada sensibilidad.


El film es una adaptación de una obra de mucho éxito allá por el 2016, fecha de su estreno en Aviñón. La cual supo cosechar varios premios teatrales nacionales, autoría del actor francés Jean-Philippe Daguerre. Este último amigo del director Cavayé, permitió que sea llevada al cine con ciertos cambios en el guion. Así la pelicula se aleja bastante de la obra sumando dinamismo y mucha más tensión en el trio protagónico. Alejándose totalmente del cine de guerra norteamericano aquí prevalece el aspecto psicológico en la atrayente trama. Lo cual la transforma en una excelente producción de carácter más realista y representativo. Igual quedan ciertas raíces de la obra de teatro, ya que mucho de la acción sucede en pocos espacios y sobretodo interiores.  Mayormente en un sótano, donde la claustrofobia reina y enmarca la emocional historia.


Un guion con giros inesperados

  La trama comienza al presentar a un hombre de clase baja François Mercier, que sólo aspira a formar una familia con la mujer que ama, Blanche. Trabaja como empleado de un  joyero muy talentoso en su oficio, el Sr. Joseph Haffmann. Quien al darse cuenta que los alemanes están por deportar en demasía a los judíos. Decide armar un plan junto a su empleado para sobrevivir con su familia. Así que para mantener sus propiedades, firman un pacto donde le cede el local y su casa a François. Con la única condición de ser devueltos cuando termine la guerra y pueda volver de su exilio en Suiza. Al principio todo parece funcionar y logra mandar a su esposa e hijos a una zona libre. Pero cuando el trata de escapar al otro día, los controles se han agudizado y no consigue huir. Teniendo que volver a su local y esconderse en el sótano, y quedar bajo el control de su ex empleado. 

Desde esta premisa la pelicula se centra en los cambios de caracteres de sus protagonistas, bajo la tensión de convivir. Además de la presión de ser todo el tiempo visitados por alemanes, y al filo de ser descubiertos. Algo que no solo perjudicaría al que se esconde sino también a los encubridores. Hay unos cambios de posiciones muy marcadas donde el pobre con poder se vuelve tirano, y maltrata a su ex jefe como a su esposa.



Un acierto en dirección y actuaciones 

El film es una vuelta de Fred Cavayé al género del suspenso. Sus tres primeras películas fueron excelente thrillers, Para ella (1996), A bout pourtant (2010) y Mea Culpa (2014). Luego incursiono en la comedia con producciones originales como ¡Radin! (2016) y The Game (2018), pero que no tuvieron mucho éxito ni la eficacia de las anteriores. Esta vez con mucha originalidad creo un film que se distancia mucho del género de guerra. Ya que casi no se ven batallas ni grandes persecuciones de acción.  Sino que prevalece el drama y la tensión de las relaciones interpersonales. Algo que rápidamente atrapa al espectador. 

Otro punto fuerte de la pelicula son las actuaciones.  Daniel Auteuil como el joyero esta increíble, Gilles Lellouche saca lo mejor de sí para crear este empleado que con un poco de poder, se vuelve una persona sin límites. Y Sara Giraudeau como su esposa, también crea un personaje tan creíble, que es difícil no ponerse de su lado. El resultado es una pelicula increíble, donde se puede apreciar las consecuencias en la psiquis de estas personas durante la guerra. Y permite reflexionar sobre lo que haría uno en esas mismas situaciones. Quizá el final se ve un poco forzado, pero el suspenso y la tensión es tan grande que a la mayoría del público no le importe.