Desde Marruecos llega "Los Malditos no Lloran (Les damnés ne pleurent pas)", dirigido por Fyzal Boulifa, es una exploración arriesgada que aborda temas de homofobia, trabajo sexual y la compleja relación entre madre e hijo. Este filme, que toma prestado su título pero no su trama de la película de Joan Crawford de 1950, resulta un buen film donde sobresale la intensidad de las actuaciones en pantalla.
Boulifa, conocido por su destacado trabajo en la película "Lynn + Lucy" del 2019, decide ambientar "Los Malditos no Lloran" en Marruecos, a pesar de su origen británico y su crianza en París. Esta elección no es casual, ya que el director encuentra en Marruecos un escenario propicio para explorar las complejidades de la identidad y la supervivencia. Su conexión personal con el país a través de su madre lo lleva a centrarse en una historia de madre e hijo, evitando caer en diagnósticos simplistas sobre la sociedad marroquí.
La falta de sentimentalismo en el título, según Boulifa, refleja la lucha por la supervivencia que caracteriza a los personajes principales. Esta falta de adornos subraya la crudeza y la autenticidad de la narrativa, que se aleja de los convencionalismos del cine comercial.
Ambientada en Casablanca, esta trama está liderada por dos actores no profesionales, Aicha Tebbae y Abdellah El Hajjouji, un dúo efervescente que presenta sus emociones ante la cámara como las estrellas clásicas de cine. "La mayoría de los actores en Marruecos son de una cierta clase burguesa", dice Boulifa. "Así que hicimos un casting en la calle, y la razón por la que los queremos es precisamente porque no están entrenados. Si los sobreentrenamos, se pierde el sentido".
Tebbae asume el papel de Fatima-Zahra, una madre soltera que vende su cuerpo para prostituirse y así mantenerse a ella y a su hijo, Selim, interpretado por El Hajjouji, lo cual causa gran disgusto en este último. Pero hay más verdades por descubrir: Selim escucha por casualidad que su difunto padre, cuya foto lleva consigo, era un personaje ficticio; Selim fue concebido después de que su madre fuera violada.
Comenzando una nueva vida en Tánger, la pareja cambia de roles. Fatima-Zahra adapta su personalidad para atraer a un posible romance que resulta ser religioso y, casualmente, ya está casado; mientras tanto, Selim, ahora lo suficientemente mayor para trabajar, es contratado para realizar trabajos insignificantes por un empresario francés llamado Sébastien (interpretado por Antoine Reinartz), sin saber que el puesto requiere también favores sexuales. En su hogar, en su pequeña habitación, Fatima-Zahra y el imponente Selim comienzan a parecer una pareja casada en conflicto, sus cuerpos apretados juntos en el mismo cuadro. A su alrededor, se encuentran los colores vibrantes de Marruecos, capturados por Caroline Champetier, la aclamada directora de fotografía conocida por su trabajo en "Holy Motors" de Leos Carax y "Annette".
Su trama nos sumerge en un mundo donde la homofobia y el trabajo sexual se entrelazan con los lazos familiares. A través de este drama, Boulifa no solo nos presenta una historia convincente, sino que también nos invita a reflexionar sobre las intersecciones entre la identidad, la familia y la sociedad. "Los Malditos no Lloran" es un recordatorio contundente del poder del cine para desafiar nuestras percepciones y provocar un diálogo sobre temas urgentes y universales. En definitiva, una obra cinematográfica que merece ser vista y discutida.